
Según un estudio bastante serio, me masturbo de una manera estadísticamente minoritaria. Eso significa que apenas un poco más del cinco por ciento elige lo que elijo yo. Eso, sin contar otras formas esporádicas, que apenas representan al uno por ciento.
Eso de que ni siquiera en la intimidad más íntima sea capaz de seguir la tendencia, debería hacerme reflexionar. Creo recordar que en mis inicios lo hacía del modo mayoritario. En algún momento entre los cinco años y los 32 se perdió mi normalidad.
Si no me toco igual, entonces no me siento igual. Siento cosas de mí que la mayoría no siente. Hago caminos diferentes.
Un día uno debería juntar coraje y preguntar.